Los síntomas que puede mostrar un animal que ha engullido un cuerpo extraño son muy variables y pueden ir desde la ausencia total de síntomas hasta el letargo y el shock originados por la obstrucción intestinal o por la perforación del estómago o del intestino y la consiguiente peritonitis.
Si no existe irritación del estómago ni obstrucción intestinal, no se suelen apreciar síntomas. Los síntomas habituales del perro o el gato que ha ingerido un cuerpo extraño son náuseas, vómito agudo de alimento o bilis, pérdida de apetito y letargo. Los vómitos son el síntoma más habitual pero algunos animales, en un primer momento, pueden manifestar únicamente una pérdida parcial o total del apetito (anorexia) o letargo. Si el objeto es grande y no puede pasar al intestino, puede permanecer alojado en el estómago durante mucho tiempo y, en ese caso, el perro puede sufrir vómitos crónicos de manera intermitente.
Muchos cuerpos extraños penetran en el intestino delgado y los síntomas que se generan en este caso normalmente recuerdan a los de la gastroenteritis clásica, con vómitos o diarrea ocasional, puesto que irritan y obstruyen parcialmente el tubo digestivo.
Si el objeto obstruye totalmente el intestino, nos hallaremos en una situación de urgencia, ya que el intestino circundante se deteriora y normalmente el estado clínico del animal empeora gravemente. Esto puede sobrevenir en cuestión de horas después de haber tragado el objeto extraño o puede suceder más adelante y empeorar con el tiempo. Los vómitos de alimento y agua pueden hacerse intensos y persistentes, y el animal puede presentar fiebre y signos claros de malestar, con dolor intenso en el abdomen (situación que se denomina de “abdomen agudo”). Si el intestino se perfora, la mucosa se inflama (peritonitis) y el animal sufrirá un colapso y la muerte si no recibe la atención médica adecuada.
Algunos cuerpos extraños son alargados o en forma de cuerda (se denominan cuerpos extraños lineales). En los perros, por ejemplo, pueden ser trapos, medias, hilos o las cintas que se utilizan al envolver regalos. Los gatos también suelen jugar con los carreteles de hilo y, si en estos hemos dejado clavada una aguja enhebrada, pueden tragársela, lo que acarrea graves consecuencias. Algunos de estos cuerpos extraños lineales también se pueden quedar enredados en la lengua, sobre todo en los gatos. Los cuerpos extraños lineales pueden causar daños graves en el estómago y el intestino, llegando incluso a provocar su perforación y peritonitis, por lo que deben ser tratados con urgencia.
Si el perro no vomita el cuerpo extraño, éste puede quedar alojado en el estómago y, si es demasiado grande, no podrá atravesar el píloro, válvula que separa este órgano del intestino delgado. La mayoría de los objetos, si son lo suficientemente pequeños, consiguen atravesar esa válvula y recorren todo el intestino de una manera irregular. Muchos consiguen llegar a una válvula un poco más estrecha situada en el punto de unión del intestino delgado y el intestino grueso (válvula ileocecal). Si pueden atravesarla, probablemente no habrá más problemas, y el cuerpo extraño acabará siendo expulsado con las heces.